Lago de esquí acuático en exclusivo condominio de La Calera usa más agua que Coca-Cola: investigación revela grave desigualdad hídrica

Lago de esquí acuático en exclusivo condominio de La Calera usa más agua que Coca-Cola: investigación revela grave desigualdad hídrica

La Calera, Colombia — Una reciente investigación de Vorágine expone una realidad preocupante en La Pradera de Potosí, un exclusivo condominio campestre en La Calera: sus lagos usados para esquí acuático y esparcimiento recreativo requieren una cantidad de agua que, en varios aspectos, supera la extracción de gigantes como Coca-Cola.  


El club residencial —frecuentado por figuras políticas y empresariales— tiene concesiones hídricas para extraer de tres quebradas un caudal considerable. Según documentos de la Corporación Autónoma Regional (CAR) analizados por Vorágine, dichas concesiones recreativas permiten mantener 25 lagos artificiales en sus 109 hectáreas, así como un campo de golf con 16 de esos cuerpos de agua.  


Lo llamativo es que el volumen de agua captado por el club equivaldría a cinco veces más del que extrae la planta embotelladora “Manantial” de Coca-Cola, según los datos públicos obtenidos.   Además, durante períodos de sequía, los residentes del club no han sufrido racionamientos, a diferencia de las comunidades veredales cercanas, que denunciaron cortes prolongados en su suministro.  


Las concesiones recreativas no solo se usan para llenar lagos, sino para actividades como esquí acuático. Vorágine detalla que uno de los lagos tiene cuatro pistas reglamentarias, con una profundidad promedio de 1,8 metros y un ancho de hasta 180 metros.  


Desde el punto de vista regulador, existe preocupación: la CAR ya ha advertido que, aunque se exige una restitución del agua al sistema natural, podrían existir pérdidas por evaporación, y no hay un control claro sobre si se devuelve todo el caudal captado.  


Por su parte, el gerente del acueducto del club afirma que han instalado tecnologías para medir y retornar más agua de la que extraen, asegurando un impacto hídrico “positivo”.  


Críticos argumentan que este uso recreativo pone en riesgo la sostenibilidad del recurso, especialmente en una zona donde otros habitantes viven con racionamientos. “Es un proceso de desigualdad: quienes tienen privilegio extraen recursos para lujo, mientras otros apenas reciben agua para lo básico”, comentó un veedor ambiental citado por Vorágine.  


Este caso pone en evidencia un dilema creciente en Colombia y otros lugares: ¿cómo balancear el uso recreativo del agua con la obligación de garantizar acceso básico a las comunidades vulnerables? La discusión sobre concesiones, prioridades y equidad hídrica cobra fuerza en medio de crisis climática y social.

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